Cuando eres pequeña, muy pequeña y el mundo es muy muy muy grande todo se ve diferente. El miedo de vivir es tu compañero, porque al ser tan diminuta todos queriendo o sin querer te pisan, unos con buena intención, otros, descaradamente, y otros...bueno los que pasan de ti, esos te pisan mas y no se por que.
Desde que mi madre se fue, yo soy pequeña, quebradiza, una niña asustada, y con todas las buenas intenciones del mundo te pisan con consejos, que no has pedido, con ideas que no has pedido, y con lo típico, es ley de vida.
Y yo con mi vocecilla grito, " Pero que os creéis que no se todo lo que me decís?". Pero parece que como eres tan pequeña no te oyen. Y siguen pisándote.
Pero esta ciudadana de Liliput, que sigue corriendo como en la peli de Gozilla para que no me aplasten, se aferra a tantos silencios que han gritado desde dentro de mi, que se que un dia me oirán, y ese dia ya sabre que lo peor ha pasado, que todo sigue, con sus desastres, por la naturaleza, por el mismo hombre, mis traumas personales, que intento extirpar a base de letras, como cual dentista , y he descubierto por primera vez que escribir puede ser doloroso, muy doloroso y angustioso, pero ser diminuta no me hace ser cobarde, solo pequeña para ojos que no pueden ver el dolor de un silencio eterno en el corazón.
En memoria de Francisca Rodriguez Gonzalez. Amada madre.27/03/2017
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